En el corazón de Valencia, emerge una joya poco conocida por muchos: la subida al puerto Corrales de Blay, también conocido como Torre Tallada. Este puerto, partiendo desde la localidad de Font de la Figuera, ofrece a los ciclistas una experiencia única, con un entorno natural que cambia con el florecer de los almendros y la transición a la primavera.
El recorrido comienza después de atravesar importantes infraestructuras ferroviarias y tras dejar el tráfico de la autovía atrás, los ciclistas se adentran en una carretera secundaria que marca el inicio de esta desafiante ascensión. Los primeros cuatro kilómetros son los más exigentes, con un reciente reasfaltado que mejora la experiencia y seguridad de la subida. A medida que se avanza, se encontrará una carretera más llevadera, culminando siempre hacia arriba hasta llegar a un paisaje de caseríos y corrales históricos que dotan de carácter a la ruta.
El ambiente mediterráneo de las laderas es especialmente agradecido, habiéndose salvado de los devastadores incendios de las décadas pasadas. Las sombras proporcionadas por la arboleda ofrecen alivio a los ciclistas que desafían las pendientes kilómetros tras kilómetro, aunque se aconseja precaución y llevar suficiente agua, ya que el clima puede volverse severo bajo el intenso sol de verano.
En este camino sereno, donde el tráfico es escaso, es posible encontrar momentos de paz mientras se ejercitan tanto el cuerpo como la mente. Pues la fuerza mental es crucial para los desafíos del ciclismo, siendo la que realmente permite a los ciclistas superar las rampas más pronunciadas. Las pendientes que rondan un 10% en segmentos más duros, prueban la resistencia física y la estrategia de cada ciclista al elegir su desarrollo más adecuado.
Cercanos al final de la ascensión, el firme cambia, recordando a los ciclistas los tramos más exigentes que han superado. A pesar de los pocos vehículos que se cruzan en el camino, más de 300,000 euros han sido invertidos para mejorar el asfalto y proporcionar una experiencia de calidad a los aventureros del ciclismo.
Este auténtico desafío valenciano ofrece además de ejercicio, un contacto directo con la naturaleza, permitiendo disfrutar de un entorno que no solo complejiza el recorrido sino que también reconforta el alma del cicloturista. Un destino perfecto para aquellos que buscan una escapada en bicicleta dentro de un paisaje mediterráneo lleno de vida y historia.
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