CIMA | BU03 |
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BIG | 442 |
En plena sierra burgalesa, la emblemática subida a las Lagunas de Neila, desde Quintanar de la Sierra, ofrece a los ciclistas una experiencia única a través de su histórica "carretera vieja". Este puerto, conocido por ser una de las etapas más icónicas de la Vuelta a Burgos, se caracteriza por un recorrido de casi 14 kilómetros de longitud, que comienza justo antes de entrar al pintoresco pueblo. La ascensión, aunque en su inicio es llevadera, presenta un desafío significativo en su tramo final con pendientes que superan el 10% en los últimos kilómetros.
Durante esta aventura, los ciclistas son acompañados por el experto local Joserra González, quien no solo organiza una ruta espectacular sino que también proporciona un valioso conocimiento sobre las particularidades de la subida. Su experiencia y conexión con el lugar se reflejan en sus comentarios sobre las múltiples vertientes del puerto, destacando que aunque esta no es la más exigente, sí es considerada la más clásica y reconocida.
Las Lagunas de Neila dejan atrás el casco urbano de Quintanar para adentrarse en un entorno natural rico en bosques, donde el tráfico es casi inexistente y el asfalto está en buen estado, ideal para una jornada de ciclismo llena de paz, solo interrumpida por el canto de los pájaros y el susurro del viento entre las hojas. Este refugio natural proporciona sombra en verano, lo que hace de esta época el momento perfecto para disfrutar de la ruta.
El puerto es parte de retos cicloturistas como el famoso 'cima', y es este tipo de desafíos los que mantienen viva la llama del ciclismo entre los aficionados, pudiendo compartir momentos únicos durante las quedadas ciclistas, como las 'glovers', de las cuales Joserra también forma parte del comité organizador.
José Serra comparte anécdotas de su iniciación al ciclismo, mencionando cómo desde niño subía auténticos puertos con bicicletas rudimentarias, reforzando su afecto y conexión con esta subida. Relatos como estos son los que transportan a los ciclistas de hoy a un tiempo donde se forjaron muchas de las actuales tradiciones ciclistas.
Mientras se avanza hacia la cima, los cambios en el paisaje son perceptibles, pasando de espesas arboledas a las vistas abiertas que ofrecen las talas controladas. Las relaciones entre los ciclistas y la naturaleza en esta ruta son un recordatorio constante del equilibrio necesario para disfrutar de la belleza sin romper el vínculo con el entorno.
La subida culmina cerca del Mirador de San Francisco, donde los ciclistas pueden finalmente disfrutar de las impresionantes vistas, reflexionando sobre el esfuerzo realizado y el placer de la conquista. Joserra tiene la oportunidad de dedicar el ascenso a un referente del cicloturismo, destacando la comunidad de la que todos forman parte y que permite disfrutar de este apasionante deporte.
Desafío de altura en Hoz de Jaca
Disfrutando de las Curvas y Paisajes en la Ascensión a Lagunas de Neila