CIMA | PR15 |
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BIG | 525 |
En el corazón del remoto archipiélago de las Azores, se alza majestuoso el puerto de Caldeira en la isla de Faial, un destino poco común para los apasionados del ciclismo en busca de retos emocionantes. A unos 1800 kilómetros de Lisboa, el ascenso a este puerto representa no solo un desafío físico, sino una auténtica odisea logística y cultural.
Faial, situada en medio del océano Atlántico, ofrece un paisaje volcánico singular, cuyo punto álgido es la visión del cráter Caldeira, alrededor del cual se desarrolla la ruta. Con una altitud de 1043 metros sobre el nivel del mar, el recorrido cubre 16 kilómetros con una pendiente media del 6.5%. A través de senderos rodeados de vegetación exuberante, el contacto con la naturaleza es inigualable.
Las particularidades del terreno y el clima impredecible de la isla convierten la travesía en una experiencia única para los ciclistas. Debido a la falta de bicicletas de carretera en alquiler, muchos afrontan este reto en bicicletas BTT, lo que agrega un toque extra de dificultad y aventura al viaje. Aquí, la humedad y la nubosidad tienden a brindar un respiro frente al sol abrasador, haciendo de cada pedalada un acercamiento íntimo a la fresca brisa atlántica.
Esta ascensión forma parte del "Reto Cima" y del desafío "BIG", siendo un ejemplo de superación para aquellos dispuestos a cruzar fronteras para conquistar los puertos más lejanos. Además, el recorrido en su cima permite disfrutar de vistas panorámicas cautivadoras hacia islas cercanas y el insondable mar azul del Atlántico.
Los elementos de la cultura local marcan también su impronta en el viaje. La infraestructura ciclista es limitada, lo que obliga a sustituir los acostumbrados componentes específicos como pedales SPD por soluciones improvisadas, como las clásicas sandalias bajo la lluvia. Este trazado, pese a sus desafíos logísticos, recompensa con su esplendor natural y su atmósfera mística, transportando a los viajeros a un mundo de tranquilidad y belleza indescriptible.
Con cada metro recorrido, se desvela una historia de esfuerzo y autodescubrimiento, inmortalizando en nuestro imaginario las historias que las antiguas erupciones forjaron. Este puerto, el más remoto de la Península Ibérica, es sin duda una joya escondida que cada apasionado del ciclismo debería experimentar al menos una vez en la vida.
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