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BIG | 341 |
Hoy describimos la vertiente que parte de Saint-Marie-de-Campan hasta la cima: casi 17 km de ascensión con una pendiente media rondando el 7,5% y más de 1.200 m de desnivel hasta unos 2.115 m de altitud. Es una subida que, aunque no sea la más extensa ni la más abrupta del Pirineo, mantiene una dureza sostenida que la convierte en una referencia obligada para cualquier cicloturista.
Partimos desde el pueblo con una fuente a la derecha y baños públicos, un detalle práctico que conviene aprovechar porque, durante la mayor parte de la subida, las fuentes brillan por su ausencia. Los primeros kilómetros funcionan como calentamiento: hay un tramo algo más suave e incluso una breve bajada hasta la población de Grip, pero a partir de ahí la pendiente se endurece y raramente baja del 8%.
Tras Grip la subida se vuelve constante y exigente. Pasamos por la estación de esquí de La Mongie, donde la pendiente puede situarse alrededor del 9–10% y aparecen rampas puntuales que alcanzan el 10–12%. El trazado es mayoritariamente rectilíneo: no abundan las curvas de herradura, apenas hay una antes de La Mongie y alguna más ya cerca de la cima, por lo que mentalmente el puerto exige mantener un ritmo y gestionar el esfuerzo.
Visualmente la ascensión tiene tramos muy agradables: zonas arboladas que ofrecen sombra y frescor, la famosa galería que se distingue desde lejos y los últimos tres kilómetros, muy escénicos pese a ser igualmente rectilíneos. La niebla puede aparecer en la parte alta, así que conviene prever ropa cortavientos repelente y calcular el tiempo en función de la meteorología del día.
Consejos prácticos: apostamos por llevar agua desde el inicio (la fuente en Saint-Marie es la mejor opción previa) y gestionar la alimentación con prudencia: los geles puntuales ayudan, pero no son imprescindibles. En cuanto al desarrollo, hoy en día muchos optan por compact o platos pequeños (36/32 o similar) para poder mantener cadencia en las pendientes sostenidas; hace años se subía con 42/23 y se notaba mucho el peso y la potencia.
Respecto al ritmo de ascenso, contamos con que una subida como ésta se disfruta y se sufre en su justa medida: para un cicloturista medio el tiempo estimado puede moverse entre 1 h 45 min y 2 h, según piernas y ritmo. La clave es “enganchar” un ritmo de pedaleo constante y no arrancar con picos de potencia que luego pasen factura.
Durante la jornada entrevistamos a varios compañeros que subían con nosotros. Uno de ellos, al que bromeamos como “el catedrático”, aprovechó para relacionar la exigencia de la subida con el proceso de hacer un doctorado: constancia, pequeños objetivos, publicaciones y paciencia. Nos recordó que los grandes logros requieren tiempo y cuidado, una metáfora útil para afrontar este puerto.
También conversamos con Sonia, que participa en retos como el CIMA y nos contó sus experiencias viajando para subir puertos y documentarlos. Nos habló de la emoción de la primera vez en el Tourmalet, de las rutas en BTT hasta el Pic du Midi y de cómo la bicicleta es una excusa perfecta para conocer lugares. Sus impresiones subrayan que, más allá del esfuerzo, estas ascensiones son una oportunidad para viajar y coleccionar recuerdos.
Tráfico y ambiente: en general el tráfico es moderado y los ciclistas suelen encontrarse escasos, lo que facilita la atención al ritmo. Es un puerto con mucha historia y una aura muy marcada: no es necesariamente el más bonito ni el más duro, pero sí el más mítico, por lo que coronarlo queda grabado en la memoria de cualquiera.
Por último, recomendamos disfrutar la subida con calma: aprovechar los tramos de sombra, fijarse en las galerías y en el paisaje y recordar que es un puerto para saborear. Si vienes con intención de subirlo, sal con agua suficiente, desarrolla una estrategia de cadencia y reserva fuerzas para los últimos kilómetros, donde se decide la gloria. Nosotros ya lo hemos subido varias veces y, como siempre, repetiríamos: el Tourmalet es una cita casi obligada para el ciclismo de montaña.
Iniciando la ascensión al Parque Eólico Padornelo en Lubián
Grandes vistas subiendo al Gran San Bernardo en la vertiente de Aosta