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La subida al puerto de Sant Pere, en la provincia de Castellón, representa una experiencia verdaderamente singular en la región del Maestrazgo. Este puerto, accesible desde Castel, comienza con una vía no muy exigente que se prolonga por 4,7 km con una pendiente media de 5,2%, lo que lo clasifica como un puerto de tercera categoría. A lo largo de la ruta, se asciende hasta una altitud aproximada de 1.272 metros, culminando casi en la ermita dedicada a Sant Pere, lo que otorga a esta subida un carácter místico y un rico trasfondo cultural.
Las condiciones climáticas durante la ascensión pueden variar significativamente, pero en esta ocasión, un fresco sol de diciembre acompañó la subida. Las características del recorrido permiten disfrutar de un asfalto en buen estado y de un tráfico escaso, lo que lo convierte en un lugar ideal para disfrutar de la tranquilidad, el silencio y la belleza del entorno. Además, la presencia de arboledas y aire fresco en esta zona intermedia suavizan el trayecto, permitiendo admirar la belleza del Santuario de la Mare de Déu de la Font, que actúa como un hito visual distintivo.
En la parte final del recorrido, aparece una serie de herraduras que dotan de un encanto especial al puerto, el cual se embellece aún más por un peculiar arco cerca del santuario. Las últimas cuestas presentan ciertas irregularidades en la inclinación, alcanzando un 9% en algunos puntos, lo que añade un desafío adicional al ciclista. El recorrido está salpicado por la presencia imponente de aerogeneradores que acompañan la vista con un sonido peculiar del viento en sus aspas.
Este puerto, aunque no forma parte del desafío ciclista CIMA, ofrece alternativas de ruta que permiten conectarlo con otras subidas cercanas, como el Col de Ares, lo que constituye un plan excelente para una escapada cicloturista. La belleza del entorno, la paz y la calma que se respiran, convierten la subida al puerto de Sant Pere en una experiencia ciclista que merece ser vivida, documentada y compartida.

Subiendo el puerto de Pajares hacia la cima

Entre rocas y pradera seca, la recta se hace eterna subiendo Navalmoral