CIMA | PR14 |
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BIG | 524 |
Nos encontramos en la isla de São Miguel, en las Azores, y ascendiendo desde la población costera de Ribeira Grande nos espera una experiencia ciclista que quedará grabada en la memoria. El puerto arranca desde prácticamente el nivel del mar, siguiéndose unas rectas iniciales por las calles del pueblo, con un asfalto en perfecto estado que invita a rodar con confianza.
Los primeros kilómetros son relativamente amables, con pendientes que oscilan entre el 5% y 6% y que permiten disfrutar del paisaje verde tan característico de la isla. Con el mar siempre presente a la espalda, vamos ganando altura mientras nos acercamos a la montaña, rodeados de prados y zonas muy frondosas.
La subida se va animando y, pasada la zona urbana, el puerto muestra su auténtico carácter. Los siguientes kilómetros, sobre todo los últimos siete, son los que realmente ponen a prueba a cualquier ciclista. Las rampas se mantienen de forma sostenida en torno al 9% y 10%, incluso alcanzando puntualmente el 15%. La dureza es evidente, aunque la belleza del recorrido y las vistas que se abren a cada giro compensan cualquier esfuerzo.
Nos beneficiaremos de ciertos tramos de sombra cuando la vegetación se cierra a nuestro alrededor, especialmente en la parte media del puerto, lo que ayuda a soportar el esfuerzo cuando el sol aprieta. Hay que tener en cuenta que no existe un arcén propiamente dicho, sino una pequeña franja para evacuar el agua de la lluvia; por tanto, conviene no salirse del asfalto principal ni bajar la guardia, ya que ocasionalmente puede haber algo de verdín que puede resultar resbaladizo.
Uno de los aspectos curiosos es que, a partir de cierta cota, la carretera queda prohibida al tráfico de vehículos de alquiler a partir de las siete de la tarde, lo que contribuye a que la ascensión sea mucho más tranquila y prácticamente exenta de tráfico durante buena parte del día. Además, al ir avanzando, es posible disfrutar tanto de la vista del núcleo costero de Ribeira Grande como de los espectaculares paisajes de montaña cubiertos de vegetación endémica y la presencia constante de la caldera volcánica y la Lagoa do Fogo cerca de nuestro destino.
En la parte final el puerto muestra su lado más exigente con rampas que superan el 13% y algún tramo que llega hasta el 15%. Afortunadamente, la meteorología puede ser nuestro aliado: la presencia de nubes suele suavizar la intensidad del sol, permitiendo alcanzar la cima en unas condiciones bastante agradables incluso en los días más cálidos.
Ya en el tramo de coronación, el esfuerzo se ve premiado por unas vistas absolutamente espectaculares: hacia un lado la costa atlántica y Ribeira Grande, y hacia el otro la zona de la Lagoa do Fogo y el cráter volcánico, todo ello desde un mirador impresionante que invita a detenerse, contemplar el paisaje y tomar fotografías.
Animamos a cualquier amante de los retos ciclistas a descubrir este puerto, incluido tanto en el Reto CIMA como en los BIG, y a dejarse sorprender por la belleza natural y la tranquilidad de las Azores. Subirlo no sólo supone un desafío deportivo, sino también la oportunidad de descubrir una de las islas más verdes y espectaculares del Atlántico, donde pedalear cobra un sentido especial entre verdes montañas, el azul del mar y el privilegio de rodar en un entorno casi para nosotros solos.
Conseguida la ascensión al puerto de L'Avellà
Ya casi lo tenemos, por la Vertiente de Beneixida hacia Santa Ana