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BIG | TGV-V1969-1 |
La Mirona, ubicada en Castellón, se presenta como un puerto de montaña de singular belleza y un desafío ideal para ciclistas. Aunque puede ser confundida con el puerto de Alvocácer, La Mirona es conocida y nombrada de manera local, y se alza como una prueba no extremadamente dura con alrededor de un 3% de pendiente media, alcanzando puntualmente el 5% o 6% en algunos tramos.
En la ruta que lleva a su cima, el asfalto se encuentra en excelentes condiciones, proporcionando una experiencia de subida fluida y llevadera, ideal para quienes se inician en el ciclismo de montaña. A pesar de no contar con inclinaciones imponentes, su trayectoria más constante al 5% en la zona más dura permite un apacible transcurso del ascenso, brindando a los ciclistas la oportunidad de disfrutar del paisaje que se despliega a su alrededor.
Naturaleza acogedora y un entorno casi libre de tráfico vehicular enriquecen más la subida, donde el encuentro de diferentes desniveles se convierte en una invitación abierta a la aventura para ciclistas de todos los niveles. Otro aspecto destacado de esta ruta es su posibilidad de ser "apadrinada". Para lograrlo, hay que subirla 25 veces en un mes, un reto que bien podría interesar a los ciclistas más entusiastas.
Durante esta experiencia, Miguel Ángel Granero fue guiado por dos anfitriones locales, Pedro Marín y Susana Castellet, quienes compartieron no solo sus vastos conocimientos sobre la ruta sino su afición y amor por el ciclismo, enriqueciendo la travesía con sus relatos personales. Susana reveló su transición en el ciclismo bajo la influencia de Pedro, mientras que Pedro compartió recuerdos de sus inicios y cómo la bicicleta ha sido un compañero constante en su vida.
Juntos, esta pareja dio un ejemplo inspirador de cómo compartir una pasión deportiva puede unir a las personas de manera única. Miguel Ángel y su grupo tuvieron la oportunidad de sumergirse en la historia local y entender más sobre las curiosidades del lugar, incluyendo relatos sobre el nombre de la población y su relación con la aparición de la Virgen en tiempos antiguos.
La subida a La Mirona es más que un simple esfuerzo físico; está impregnada de cultura, historia y camaradería. Para los ciclistas que deseen explorar puertos en la región de Castellón, La Mirona se perfila como una joya que combina un ascenso moderado con el descubrimiento paisajístico y el intercambio humano, invitando a más a embarcarse en este viaje de descubrimiento y esfuerzo compartido.
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