Spandelles

El Col de Spandelles, por la vertiente de Argelès-Gazost, se presenta como una de las ascensiones menos transitadas y más tranquilas del Pirineo francés, un verdadero tesoro para quienes buscamos puertos sin grandes aglomeraciones. La ruta nos lleva desde el fondo del valle por una carretera muy poco frecuentada, lo que permite disfrutar del entorno natural y de la tranquilidad, algo especialmente apreciado cuando queremos escapar del bullicio de los grandes puertos cercanos como el Aubisque o el Tourmalet.

Desde los primeros kilómetros la pendiente empieza a hacerse notar, con algunas rampas que superan el 10% sobre todo en el tramo intermedio, pero alternando tramos en los que podemos recuperar y otros donde se endurece la subida. La ascensión discurre en su mayor parte bajo la sombra de densos bosques, lo que es de agradecer en los días de calor, aunque también hace que no tengamos grandes vistas panorámicas hasta la parte final.

En los últimos kilómetros, ya cerca de la cima, la carretera se abre y se pueden disfrutar de vistas espectaculares sobre los valles vecinos y las cumbres circundantes, premiando el esfuerzo realizado durante la subida. El asfalto, aunque en algunos puntos no es perfecto, permite rodar con seguridad y convierte el descenso en una experiencia agradable, aunque siempre conviene mantener la atención por la estrechez de la vía.

Este puerto resulta especialmente recomendado para los ciclistas que buscan una ascensión exigente y auténtica, alejada del tráfico y de las multitudes. Se anima a los ciclistas a incluir este puerto en su lista, ya que la sensación de aislamiento, la belleza del entorno y la dureza de algunos tramos hacen que el Col de Spandelles deje un gran recuerdo en quienes lo afrontan. Una opción ideal para los amantes del ciclismo de montaña que deseen descubrir un rincón diferente y muy especial en los Pirineos.