Grimselpass

El Grimselpass, en pleno corazón de los Alpes suizos, nos regala una de las ascensiones más espectaculares y recomendables para cualquier amante del ciclismo de montaña. Aunque el verdadero inicio del puerto se sitúa algo más abajo, en Oberwald, en esta ocasión afrontamos los 6 kilómetros finales desde Gletsch, tramo reconocido por su belleza y carácter alpino.

Durante esta subida, la pendiente se mantiene estable entre el 7% y el 8%, aunque en algunos tramos la rampa alcanza puntualmente el 10%. La regularidad en el porcentaje facilita encontrar nuestro propio ritmo, lo cual es clave para disfrutar al máximo del entorno. El tráfico en la zona suele ser notable pero, lejos de resultar molesto, aporta cierta vida a la carretera, con la peculiaridad de que la mayoría de vehículos son de alto nivel, algo habitual en la región.

Las herraduras del Grimselpass tienen un indudable sabor alpino y nos brindan constantes panorámicas sobre las montañas circundantes. Cada curva regala una vista de postal, con el Furkapass visible al fondo y el mítico Hotel Belvedere asomando en la distancia. Zigzaguear por esta carretera es una auténtica delicia para cualquier cicloturista, y la sensación de pedalear entre estos colosos de roca y nieve hace que el esfuerzo tenga recompensa tras cada giro.

Uno de los momentos más singulares de la ascensión es encontrarse con el histórico tren de vapor, que circula por la zona y aporta un toque nostálgico y pintoresco al ambiente. Es frecuente cruzarse con esta locomotora mientras ascendemos, añadiendo aún más magia a la experiencia.

En la parte alta del puerto, las curvas amplias permiten tomar pequeños respiros y disfrutar del entorno. Aunque la altitud y la pendiente pueden exigir lo mejor de nosotros, la sensación de pedalear rodeados de cumbres y lagos, con la posibilidad de dar la vuelta al lago superior tras coronar, convierte la subida en una experiencia inolvidable.

Animamos a todos los cicloturistas a incluir este puerto en su lista de objetivos. Al igual que ocurre con grandes clásicos como el Stelvio o el Alpe d’Huez, el Grimselpass merece una visita para disfrutar tanto del reto deportivo como de su incomparable entorno natural.

Coronar el paso a 2.165 metros nos regala una vista espectacular, todo un premio visual y emocional después del esfuerzo. El mirador nos permite contemplar los lagos, las montañas y la carretera serpenteante recorrida, un recordatorio de por qué este tipo de ascensiones se convierten en auténtico culto para los aficionados al ciclismo.

Desde aquí, os animamos a disfrutar de esta zona en 360 grados, a descubrir todos sus rincones y a dejarse sorprender por cada nuevo panorama que regala el Grimselpass. Sin duda, una subida de culto en el corazón de los Alpes suizos.