Relive | https://www.relive.cc/view/vPOp1Z2RRR6 |
Reel | https://www.instagram.com/reel/C_AK8pXN4mP/?igsh=OGJhdjF2YmF3cDV6 |
BIG | 694 |
Hoy nos embarcamos en el descubrimiento de una de las vertientes menos conocidas del mítico puerto del Mortirolo, ascendiendo por el lado de Monno. Esta ruta, de 12,6 kilómetros y un desnivel acumulado de 960 metros, ofrece una experiencia desafiante pero gratificante para los ciclistas que buscan variedad en su ascenso al legendario puerto.
Subir por Monno es una opción menos transitada comparada con las subidas más famosas por Mazo, Tovo, o Grosio. Sin embargo, esta vertiente tiene su propio encanto y singularidad. A diferencia de las otras, aquí atravesamos una población, lo que añade un toque pintoresco a la experiencia. Además, aunque no alcanza la dureza de Mazo o Tovo, no se debe subestimar la dificultad de sus empinadas y continuas pendientes.
Durante los primeros kilómetros, el asfalto se presenta en buenas condiciones, facilitando una subida constante. Los primeros tramos nos reciben con pendientes variables entre el 6,5% y el 9%, con alguna rampa que llega a alcanzar el 11% antes de entrar a Monno.
Es interesante destacar que el primer ascenso al Mortirolo en una competición profesional se realizó por esta vertiente en 1990, ofreciendo una perspectiva histórica relevante para los seguidores del ciclismo. Además, en 2024 el Giro d'Italia volvió a elegir esta ruta rememorando sus orígenes.
En nuestra travesía, encontramos un servicio valioso en la cima del puerto: un contenedor adaptado que incluye un baño limpio, fuentes de agua fresca y herramientas para reparaciones básicas de bicicletas. Este enfoque respetuoso hacia el ciclista es algo que debería ser emulado en muchos otros puertos.
El recorrido cicloturístico por Monno seguramente dejará huella en quienes lo transiten. Las sombras de las montañas y el aire fresco ofrecen un reparo a los momentos más exigentes de la subida. Se anima a todos los ciclistas a enfrentarse a este reto, no solo por la belleza escénica del entorno, sino también para sentirse parte de la historia viva del ciclismo en un puerto que, aunque menos conocido, no deja de ser legendario.
Ya casi llegamos al Passo Foscagno!
Iniciando el puerto por la carretera rodeada de árboles en Valdezcaray, La Rioja