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El Col de la Bella es una subida que sorprende por su encanto y tranquilidad, ideal para quienes buscan alternativas menos transitadas y conocer rincones ocultos de la provincia de Castellón. Iniciamos la ascensión desde la pintoresca población de La Vall d’Uixó, un lugar con mucho atractivo, conocido también por sus famosas cuevas y el lago subterráneo accesible en barca. El inicio es muy llevadero, compartido con la subida al Marianet, transcurriendo por un entorno agradable y con un asfalto en perfectas condiciones.
Los primeros cuatro kilómetros discurren suavemente hasta Alfondeguilla, pueblo enclavado entre montañas y punto habitual donde comienzan muchos ciclistas de la zona el ascenso al Marianet. Durante este tramo la pendiente es muy suave y perfecta para rodar en plato. Resulta una excelente opción para el ciclista que prefiere disfrutar del paisaje y del ambiente distendido de las rutas más clásicas de la comarca.
El Col de la Bella, aunque no es muy conocido en el ciclismo de carretera, sí es una variante interesante para enlazar valles sin necesidad de realizar los grandes puertos vecinos. Su principal particularidad es la presencia de poco más de un kilómetro de pista de tierra en la otra vertiente, tramo que resulta transitable con bicicleta de carretera si se circula con precaución, aportando un toque de aventura y variedad a la jornada.
Uno de los atractivos de esta subida es la variedad del entorno: podemos rodar entre olivares, disfrutar de pequeñas zonas de desfiladero y comprobar cómo el tráfico es escaso, permitiendo pedalear con tranquilidad. El ambiente relajado se percibe en todo momento, siendo habitual ver a la grupeta charlando y dedicando la subida a disfrutar de la experiencia, más que a buscar el mejor tiempo.
Avanzando hacia la cima, la carretera se va estrechando y aparecen algunos tramos de cemento, especialmente en el último kilómetro y medio, donde la dureza se incrementa y alcanzamos pendientes que superan el 10%, llegando incluso al 13% en los metros finales. Esta parte da un toque picante a la ascensión y desafía nuestras piernas tras el carácter plácido de la primera parte del recorrido.
La llegada a la cima permite disfrutar de unas vistas muy agradables y de la calma que caracteriza a este rincón del interior castellonense. Se anima a los ciclistas a subirlo y descubrir una vertiente diferente a las más frecuentadas, aprovechando la oportunidad para conectar con el entorno y variar las rutas habituales.
En definitiva, el Col de la Bella es un puerto modesto en desnivel pero con mucho encanto, ideal para quienes buscan salidas tranquilas, naturaleza, y la satisfacción de conquistar nuevas cimas fuera de los recorridos más transitados. Sin duda, merece la pena, tanto en solitario como en grupo, sumar esta ascensión a la lista de puertos por descubrir en la zona.
Ascendiendo entre paredes rocosas en el Coll de Cascalls
Disfrutando de las Curvas y Paisajes en la Ascensión a Lagunas de Neila