Tras buscar un alojamiento la noche anterior lo más cercano a Icod de los Vinos, nos levantamos en una de las múltiples cuestas que hay en la isla de porcentajes no creíbles y nos dirigimos hacia Icod para ver el Drago Milenario antes de llegar al centro de visitantes de la cueva del viento, nuestro primer destino del día, donde se accede, cómo no… después de unos rampones.
Vista de cerca del drago y sus ramas en laberinto
En el centro de visitantes de la cueva era el único Español para la visita guiada en mi idioma, por lo que me preguntan a ver si podría hacerla en Inglés, ante lo cual acepto el reto y me incorporo a un grupo de diferentes nacionalidades.
La visita comienza con una explicación en el centro de visitantes, para desde allí llevarnos en furgoneta por el monte hasta un punto donde comienza una pequeña caminada de 15 minutos en la que el guía nos sigue explicando las características de la zona, los diferentes tipos de lava, etc.
Paseo interesantisimo hasta llegar a la cueva del viento
Una vez en la entrada a la cueva nos ponemos nuestros cascos con luz y descendemos para realizar un recorrido guiado con paradas en diferentes zonas para explicar las diferentes formaciones. El guía la verdad es que es muy bueno, hace pausas, deja observar, explica muy bien, todo un gustazo ver un sitio tan curioso.
Tranquila e interesante visita a la cueva del viento
Tras más de dos horas de visita volvemos a coger nuestro coche para poco a poco acercarnos al aeropuerto y dormir lo más cerca posible, ya que nuestro vuelo sale también a las 6.50 de la madrugada y hay que devolver el coche alquilado justo antes de embarcar.
Nuestro primer destino es los acantilados de los Gigantes desde la zona contraria al faro de Teno que vimos el día ciclista. Allí podemos disfrutar de diferentes miradores en niveles distintos y vemos la multitud de barcos que salen del puerto para contemplar dichas formaciones desde lo más cerca posible.
Los gigantes desde el mirador superor del pueblo
Los gigantes desde la playa de los Guíos
Desde allí bajamos costeando hacia Tenerife sur mientras poco a poco va anocheciento, con lo que aprovechamos para ver la puesta en una cala poco concurrida y seguir camino a nuestro hotel, el viaje se ha terminado.
Los barcos de pesca van acercandose a puerto tras un duro día de trabajo al anochecer
Ha sido un viaje muy completo, con parte ciclista, parte turista. Nos ha sorprendido la cantidad enorme de turistas que hay en la isla, sobre todo extranjeros, esperábamos que fuese temporada baja, pero no parece serlo.
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Ya casi llegamos al Passo Foscagno!