Relive | https://www.relive.com/es/view/vRO7ZJYW2yv |
Reel | https://www.instagram.com/reel/DIbfkbNNN0h/?igsh=NzMzanFvc2RuanRt |
Nos encontramos ante una ascensión poco famosa fuera de la provincia de Castellón pero con mucho encanto para la cicloturismo: una subida que parte desde la zona de Viver/Caudiel y que sirve como alternativa para alcanzar la meseta sin utilizar el tramo principal del Ragudo. Son aproximadamente siete kilómetros de subida continuada, con tramos suaves y algún momento más exigente, encajados entre montañas y arbolado que ofrecen cobijo y vistas cambiantes según la estación.
El acceso puede hacerse desde Viver por la carretera antigua o desde Caudiel aprovechando la Vía Verde, un enfoque muy cómodo y agradable. Durante la ascensión se pasa por debajo de la autovía Valencia–Zaragoza, por lo que el trazado ofrece ese contraste entre paisaje natural y la infraestructura viaria. No hay grandes curvas de herradura; la carretera es estrecha en algún punto pero con trazado directo y entretenido.
El asfalto es, en general, decente aunque en algún tramo se aplicó una capa de gravilla que hoy día puede dejar restos sueltos. Esto no impide rodar bien, pero exige precaución especialmente en las bajadas: la gravilla puede provocar sustos si se circula rápido o con neumáticos muy gastados. Recomendamos llevar cubiertas en buen estado y moderar la velocidad en el descenso.
El entorno es uno de los mayores atractivos: bosquetes que generan sombra, zonas con abundante polen en primavera y paisajes que recuerdan que la ascensión desemboca hacia la meseta. Pina de Montalgrao queda a poco más de un kilómetro y medio tras coronar, con un suave descenso hasta la población; al entrar en Pina hay una fuente accesible, por lo que el suministro de agua no suele ser problema si se planifica la ruta.
Es una subida muy llevadera para quienes buscan rutas distintas a los puertos míticos: no pretende ser la más dura, sino una alternativa con carácter cicloturista, agradable y con varias maneras de acercarse. Si se realiza a ritmo tranquilo, nosotros la hemos completado en torno a media hora; evidentemente el tiempo varía según ritmo, paradas y condiciones meteorológicas.
En invierno esta zona puede ser fría —Pina de Montalgrao figura entre los puntos más fríos de la comunidad valenciana—, mientras que en verano el sol puede ser intenso en los tramos más abiertos. Por eso la planificación según la estación es importante: ropa adecuada, protección solar y agua son imprescindibles.
Para quienes quieran alargar la jornada, la pista hacia la ermita ofrece un plus de exigencia y paisaje; para quienes prefieran una salida tranquila, coronar y continuar hasta la fuente de Pina es una gratificante recompensa. En cualquier caso, se trata de una ascensión con carácter, recomendada para quienes disfrutan del cicloturismo y de descubrir rutas menos concurridas.
Ascenso bajo el sol en Degollada de la Yeguas