CIMA | SE05 |
+info | https://www.altimetrias.net/aspbk/verPuerto.asp?id=991 |
Relive | https://www.relive.com/es/view/v8qV5L48D36 |
Reel | https://www.instagram.com/reel/DMA7-JqN-qs/?igsh=czNoeTJjZmN3MGty |
Recorrimos la vertiente que comienza en la Pradera de Navajorno para describir esta ascensión incluida en el Reto Cima por Segovia. La subida arranca en una carretera muy tranquila junto a Balsain y progresa inicialmente con rampas exigentes que concentran la mayor parte de desnivel; después se suaviza y ofrece kilómetros finales mucho más llevaderos. Es una buena opción para quien busca una subida variada, con tramos duros para trabajar ritmo y desarrollos y tramos finales para recuperar y disfrutar del paisaje.
Los primeros kilómetros marcan la personalidad del puerto: hay un tramo sostenido de algo más de dos kilómetros que roza medias del 9–10 % y picos puntuales alrededor del 15 %, que obligan a gestionar bien los cambios de plato y a dosificarse. Tras esa “toma de contacto” la pendiente disminuye y los últimos siete kilómetros discurren a porcentajes suaves, permitiendo rodar con más calma y contemplar el entorno. El asfalto está en muy buen estado en gran parte del recorrido, lo que facilita mantener la trazada y centrarse en la pedalada.
En lo orográfico y paisajístico, la ruta penetra en una sierra segoviana de robles y pinos donde la sombra aparece en los tramos intermedios; desde algunos puntos se distinguen cumbres emblemáticas como Peñalara y las formaciones conocidas como los “siete picos”. La altitud y la localización ofrecen un aire más fresco respecto a zonas llanas, y la pradera, los bosques y los cortados crean un ambiente muy apreciable para cicloturismo.
Recomendamos ser precavidos con el paso de maquinaria forestal o algún vehículo ocasional y respetar las instalaciones y carteles de la zona: hay vallas que limitan el tráfico en algunos tramos y, en verano, encontrar sombra es un gran alivio. También hay fuentes en la ruta —entre ellas la que da nombre a la subida—, útiles para reponer líquidos cuando están en servicio. Importante: retornar todo aquello que llevemos y dejar el entorno tal y como lo encontramos.
Durante la ascensión coincidimos con otros ciclistas y con un ambiente de calma y concentración típico de las subidas de montaña: tramos de silencio, encuentros con compañeros de ruta y la sensación de estar “a gusto” en la bicicleta. Para quien se esté iniciando, los dos kilómetros duros del inicio son una buena referencia para aprender a dosificar esfuerzos en pendientes mantenidas por encima del 10 %.
Entrevistamos a Ricardo “Buru” Landa, que nos acompañó como anfitrión y explicó varios aspectos relevantes. Ricardo recordó sus primeros pasos deportivos en el baloncesto y cómo acabó vinculado a la bici, describiendo la bicicleta como una actividad que ofrece una soledad buscada y gratificante. También nos contó la historia de los famosos “Buru carteles”: su idea surgió por admiración y también por cierta reivindicación frente a la costumbre francesa de señalizar los puertos. Los carteles de madera que él diseña buscan integrarse con el paisaje y facilitar el reconocimiento de los puertos, y hoy hay ejemplares repartidos por muchas provincias.
Ricardo compartió anécdotas sobre la colocación de esos carteles (el primero fue motivo de dudas y nervios, pensaba que podía llamar la atención de las autoridades) y de la colaboración con forestales y comunidades locales para su mantenimiento. Nos contó además cómo la comunidad de altimetrías y el Reto Cima han permitido dar a conocer subidas menos mediáticas, hacer rutas conjuntas y conectar a aficionados de distintas zonas.
Desde el punto de vista práctico, aconsejamos llevar un desarrollo adecuado para afrontar los picos iniciales, hidratarse y aprovechar las sombras del bosque. El asfalto permite rodar con seguridad, pero conviene mirar el GPS o el cuentakilómetros para gestionar el esfuerzo en los tramos duros y no “quemarse” demasiado pronto. También es buena idea planificar combinaciones: la zona permite enlazar varias cimas cercanas para hacer una jornada más amplia.
El entorno ofrece detalles que enriquecen la subida: restos de antiguos caminos reales por donde pasaban carros con madera y piedra, cortos tramos de fuerte pendiente con vistas amplias hacia Castilla, y la posibilidad de enlazar con otras subidas clásicas de la comarca. La presencia de ganado en algunos puntos obliga a extremar la precaución y a ceder el paso con calma.
En definitiva, es un puerto que sorprende por su combinación de dureza inicial y tramo final amable, por su entorno boscoso y por su bajo tráfico. Al estar incluido en el Reto Cima, sirve además para descubrir rincones menos conocidos y para apreciar la labor de quienes ayudan a catalogar y señalizar estos puertos: los carteles, las fuentes y las pequeñas historias que hacen cada ascensión única.
Si planificáis la subida, id preparados para un inicio exigente, disfrutad de la parte intermedia arbolada y reservad un rato para contemplar las vistas en la cumbre. Y, como siempre, respetemos el entorno: nos llevamos solo las sensaciones y dejamos el lugar tal como lo encontramos.
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